Si el crédito es tecnológico entonces la fianza debe ser tecnológica y la regulación también. El mercado financiero hoy ya no se explica de dos maneras como la conformación del universo que nos contiene.

 

El acontecimiento más importante que nos dejó la física al finalizar el siglo XX, fue haber entendido que la ley de la causalidad (causa – efecto), ya no es aplicable en un mundo que se volvió No Determinista y No Lineal. O sea que las cosas no suceden por que siempre han venido sucediendo.

 

Nuestro mundo todo el día es más complejo en los procesos financieros, empresariales, comerciales, industriales y hasta los de la vida misma. Hoy tenemos claro que la conformación del Universo se explica por dos teorías diferentes pero válidas y complementarias. La relatividad especial y general de Einstein que lo explica desde las superestructuras y la mecánica cuántica que lo hace desde la nanoestructura.

 

En ese mismo orden de ideas ya se ha demostrado que cuando un cuerpo está en su estado nano, es decir, en una longitud que equivale a una mil millonésima parte de un metro o a la millonésima parte de un milímetro, el estado de su estructura puede ser completamente diferente al estado de su estructura en su tamaño normal.

 

Esto quiere decir que una partícula de carbón en su estado mil millonésima parte puede ser blanda y húmeda, pero en su estado normal puede ser dura y seca.

Siempre hemos sabido que la tecnología para manejar microcréditos es completamente diferente de la tecnología para manejar créditos. Así como un hombre no es un niño grande ni un niño es un hombre pequeño, las tecnologías para analizar, medir, cuantificar, mitigar e informar deben ser y son diferentes.

 

Hoy estamos asistiendo a un proceso parecido en los negocios financieros que se están dividiendo en negocios netamente tecnológicos y convencionales con componente tecnológico. 

La tecnología ha modificado los procesos de hacer negocios, ahora ya no es importante como banquero llevar una buena corbata, un fino vestido y unos zapatos lustrados como nos enseñaron nuestros maestros de la banca tradicional, ahora ya ni siquiera es importante que exista una oficina, conozcan el gerente o se tenga una visita personalizada para cerrar el negocio. Sólo descargue un aplicativo por internet, digite su nombre, su correo electrónico, invéntese una contraseña más, repítala para que el sistema lo verifique y listo.

 

Usted ya puede empezar a solicitar crédito con la cédula y la última colilla de pago que no la debe adjuntar o escanear porque el sistema verificará con su registro de vinculación en las bases de datos del seguro social, en su EPS, o con la matrícula de su vehículo, a través de una minería de datos en tiempo real, cuál debe ser su cupo de crédito y cómo lo debe amortizar en el tiempo, bajo qué modalidad y con qué tipo de garantía. Incluso no hay peligro de problemas con su información privada, porque el diseño de seguridad está bajo una plataforma de Blockchain que no permite que se descubra la lógica de las secuencias de cómo se procesa y en donde esta archivada la información.

 

Una vez el sistema automático verifica todo a través de robots que conectan toda la ecuación, su crédito es aprobado y en ese mismo instante se realiza una transferencia a su cuenta de ahorros o corriente en la entidad que usted determinó.

 

Parece una película de ciencia ficción, pero es la realidad y está aquí funcionando al lado de nuestra oficina o de nuestro celular.

 

Es hora de cambiar

 

¿Estamos preparados para hacer lo mismo en el sector cooperativo? ¿Estamos preparados para competir con las Fintech (financieras tecnologías)? ¿Estamos teniendo en cuenta que la amenaza más grande es no haber entendido las necesidades de ese relevo generacional de nuestros asociados?

 

Esos que ya no hacen fila, que no les interesa tener vehículo propio porque un Uber es más cómodo y vale menos, esos que no quieren colocarse una corbata porque prefieren una camiseta de paz y amor y caminar con unos zapatos deportivos porque son más ligeros y no quieren que nada les talle el alma, esos que prefieren viajar y tener experiencias disfrutando todo el día su ordenador personal, antes que tener deudas y pagar un apartamento durante 15 años a cuota fija pero con ingresos variables.

 

El mundo cambio y por eso la racionalidad, la lógica, los productos y los servicios deben cambiar y se deben analizar bajo esas mismas lógicas que imponen esos cambios y que impondrán esos nuevos asociados.

 

¿Estamos capacitados para que el sector sea tecnológico de verdad? ¿Estamos preparados para tener una gestión integral de riesgo en tiempo real y no como un proyecto de consultoría convencional que se demora 6 meses para calcular una pérdida esperada y entregar un informe físico que 10 minutos después está desactualizado porque al pasar ese tiempo hubo desembolsos, se contabilizaron intereses y se amortizaron 50 créditos o 100?

 

Si el crédito es tecnológico entonces la fianza debe ser tecnológica y la regulación también.

El mercado financiero hoy ya no se explica de dos maneras como la conformación del universo que nos contiene. Este se explica de muchas maneras a veces son complementarias y a veces contradictorias pero que siguen siendo válidas y, seguirán evolucionando para bien o para mal de nuestras estructuras y nuestras rentabilidades.

Los astrofísicos dicen que los gases como superestructuras se condensaron y se volvieron nano milmillonésimos parte de su estructura original y después explotaron y se empezaron a expandir hasta hoy y seguirán expandiéndose por miles de años más.

Por complejidad eso quiere decir que cada vez que el sistema se destruye porque se está expandiendo a la vez está construyéndose como universo, por eso es grande y pequeño a la vez, por eso es destrucción y creación a la vez, o sea de-construcción.

 

En el sector cooperativo y financiero unos son grandes y otros pequeños, todos los días se condensan en uno solo cuando atienden sus clientes y asociados, y se expanden cuando ofrecen sus productos y servicios.  La diferencia radica en que no se propagan construyendo universos sino destruyéndolos.  Por eso el crecimiento en operaciones de una entidad está minando las opciones de crecimiento de otra entidad, de otro mercado, de otro sector, de las utilidades, de la rentabilidad.

 

En las finanzas cuando unos pierden es porque los otros están ganando.

 

¿Estamos preparados para expandir los universos de clientes y asociados? o ¿Para ser destruidos por la dinámica de la revolución tecnológica que es una realidad y que nos llega con una fuerza y a una velocidad que solo la dimensionamos cuando vemos disminuidas nuestras operaciones y utilidades?

Solo si entendemos que la tecnología es del hombre para el hombre y, no del hombre por el hombre, seremos capaces de subirnos a esa tendencia de innovación y poder formar parte de esos cambios que son grandes oportunidades o grandes amenazas.

 

Finanzas tecnológicas, más afianzamiento tecnológico, más regulación tecnológica será la opción para que el sector cooperativo compita como grande en un sector donde siempre ha sido grande.

 

Hay que entrenar a las personas, entrenarlas en mejores maneras de hacer las cosas. La capacitación se califica, el entrenamiento se certifica, solo se certifican los que saben. ¡Ese será el reto!

 

No hay que esperar


Analícelo y piénselo, pero rápido porque mientras usted leyó este artículo, miles de créditos se aprobaron, miles de transacciones se realizaron, miles de créditos se negaron y miles de oportunidades se perdieron por no ser tecnológicos y estar compitiendo con los robots que realizan estos procesos sin comer, sin prestaciones, sin sindicatos y sin bonificaciones bajo modalidad 7 por 24 milmillonésimas veces más rápido que sus procesos y multiplicando sus utilidades más veces que las suyas.

 

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MILLER EDUARDO MOSQUERA MURILLO

2018-10-03 01:20:16

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